Polestar, la filial de Volvo, se parece cada vez más a Saab.
Antes había dos marcas suecas que servían de alternativa a las tres alemanas (dos alemanas según @), a saber, Saab y Volvo. Volvo era la marca segura, aburrida, sólida y familiar. Saab era más estrafalaria y distinta sin ser realmente mejor. Aun así, nos encantaba. Por desgracia, la marca se ahogó en su obstinación y no había forma de que General Motors pudiera salvar este barco que se hundía.
Cuando GM la puso a la venta, Koenigsegg estaba interesada, pero la marca rechazó la oferta. El aviador y buscavidas profesional Victor Muller se hizo con la marca con su Spyker.
De GM a Spyker, pasando por NEVS
Ni que decir tiene que se convirtió en un gran drama. Necesitaba dinero para pagar los costes de producción, pero GM no quería que ese dinero viniera de China. Al final las cosas se torcieron y la furtiva NEVS china compró Saab después de todo.
NEVS (National Electric Vehicle Sweden) iba a convertirse en un constructor de -el nombre lo delata un poco- coches eléctricos. Para ganar dinero, vendían un Saab 9-3 modificado con motor de gasolina. Por supuesto, eso también quedó en nada y la marca podría cerrar sus puertas definitivamente.
Pero la ubicación en Trollhättan se mantuvo. No la demolieron. Y menos mal, porque ahora la fábrica está alquilada nada menos que a Polestar. Esta marca sueca es algo más extravagante y deportiva que Volvo y, por tanto, en espíritu ya es la sucesora de Saab. Polestar utilizará Trollhättan para probar nuevas cadenas cinemáticas, motores eléctricos, baterías y similares para nuevos modelos. Serán el Polestar 5 y el Polestar 6.
Se trata del tercer emplazamiento de Polestar, que ya cuenta con sedes en Gotemburgo (Suecia) y Coventry (Reino Unido). Polestar alquila el local al ayuntamiento de Gotemburgo, que se hizo cargo del mismo tras la quiebra.
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